El Papa León XIV canonizó el domingo al querido “médico de los pobres” de Venezuela ante decenas de miles de personas, ofreciendo a la nación sudamericana su primer santo, en medio de tensiones diplomáticas con Estados Unidos.
Es decir, el primer papa norteamericano, concedió la canonización de dos figuras profundamente queridas en Venezuela, además de José Gregorio Hernández, también se canonizó a Carmen Rendiles, fundadora de una congregación religiosa y ejemplo de fortaleza.
De hecho, Francisco aprobó la canonización de Hernández desde su habitación de hospital el 24 de febrero, acordando pasar por alto el proceso típico de confirmación de milagros del Vaticano para declararlo santo basándose en la “amplia veneración del ‘doctor-santo’ entre los fieles”, dijo el Vaticano.
El presidente venezolano, Nicolás Maduro, agradeció la intervención de Francisco, tras años de peticiones de fieles comunes y de la jerarquía católica venezolana.
“Hoy hemos elevado una oración por el espíritu eterno de quien va a ser santo, también por el Papa Francisco, que dio este hermoso regalo a Venezuela”, dijo en Caracas después de la misa.
Como médico en Caracas a finales del siglo XIX y principios del XX, Hernández se negaba a aceptar dinero de los pobres por sus servicios y a menudo les daba dinero para medicinas, lo que le valió el apodo de “médico de los pobres”. Murió en un accidente de tráfico en 1919 al cruzar la calle poco después de recoger unas medicinas en una farmacia para llevárselas a una anciana pobre.
Se convirtió en un ícono religioso después de su muerte, y cuando el Papa Juan Pablo II visitó Venezuela en 1996, recibió una petición firmada por 5 millones de personas -casi uno de cada cuatro venezolanos- pidiendo que declarara santo a Hernández.
“Para ellos, este es sin duda un acontecimiento nacional de primer orden”, dijo Silvia Correale, quien impulsó su proceso de canonización. “Sin duda, la canonización de José Gregorio es un anhelo de todo el pueblo venezolano y una espera constante de todos”.
Una celebración en medio de tensiones
La canonización fue una celebración largamente esperada y un impulso para Venezuela, apenas unas semanas después de que la líder opositora venezolana María Corina Machado ganara el Premio Nobel de la Paz. Esto ocurre en un momento en que aumentan las tensiones con Estados Unidos por el uso de la fuerza militar por parte de Washington contra presuntos cárteles de la droga.
La semana pasada, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, confirmó que autorizó a la CIA a realizar operaciones encubiertas dentro de Venezuela y dijo que estaba evaluando la ejecución de operaciones terrestres en el país sudamericano.
La economía de Venezuela ha estado en crisis durante la última década, agravada por las sanciones estadounidenses y estimulando la emigración de millones de venezolanos, primero a otras naciones sudamericanas y luego, en años más recientes, a Estados Unidos.
El gobierno de Maduro -que asumió el año pasado a pesar de evidencia creíble de que perdió la reelección- se ha visto obligado a recortar subsidios, haciendo que muchas necesidades diarias sean inasequibles para el 80% de los residentes que se estima viven en la pobreza.
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