Tanto poder concentrado, tantas curules para sumar una sobrada mayoría calificada, está generando tensión dentro del grupo parlamentario de Morena en la Cámara de Diputados. Esta redacción pudo confirmar que para dirimir esas diferencias se convocó a una reunión.
Fuentes enteradas del próximo encuentro confiaron a LPO por qué Luisa María Alcalde y Andy López Beltrán citaron a los liderazgos del obradorismo esta semana en el Hotel Fiesta Americana de avenida Reforma para entablar un diálogo entre las dos fracciones más importantes de diputados morenistas para insistir en el «trabajo territorial» de los legisladores.
«Las y los legisladores tienen una tarea fundamental que es regresar a su territorio. Sí proponer leyes, votar las leyes, discutirlas, debatirlas, pero las y los legisladores fueron electos por el pueblo. Y muchas veces llegan a ese lugar, al Congreso, a ese gran edificio y ya no salen de ahí», refiere la convocatoria de Morena, recordando las palabras de la presidenta Claudia Sheinbaum criticando la asignación de comisiones de los diputados federales.
Se trataría de una reunión para que el presidente la Junta de Coordinación Política, el diputado Ricardo Monreal, y el grupo que encabezan Alfonso Ramírez Cuéllar y Gabriela Jiménez se pongan de acuerdo en la distribución de las presidencias de 26 de las Comisiones de San Lázaro, y se coordinen trabajos en «territorio» entre el partido y los diputados que no sean asignados a las comisiones.
Cerca de 11 de los titulares de ese grupo fueron designados ya por Palacio Nacional, mientras que las 15 comisiones restantes son disputadas por estos grupos. A propuesta de Monreal Ávila, supuestamente con ánimo de recurrir a métodos democráticos, se votaron a los presidentes de estas 15 comisiones, resultando ganador en la mayoría de las 15 posiciones aliados del zacatecano.
No es extraño. El líder sindical Pedro Haces, Sergio Gutiérrez Luna e incluso la ministra Olga Sánchez Cordero pertenecen al grupo de Monreal y cuentan con un amplio respaldo entre los legisladores federales, muchos de los cuales llegan por primera vez a una responsabilidad de tal calado. Por ello el efecto dominó al sí a la votación fue generalizado.
Ramírez Cuéllar y Gabriela Jiménez habían propuesto cinco comisiones para Monreal, cinco para su grupo y cinco más para otras fuerzas dentro del grupo parlamentario, pero con el colmillo que lo caracteriza el presidente de la Jucopo desmontó el intento de revuelta a su control y se sacó la votación por mayoría en la bancada.
Lo anterior enfureció a los morenistas que ya tenían un acuerdo de repartición, por lo que solicitaron la intervención de Palacio Nacional, desde donde los comunicaron con la dirigencia de Morena como los indicados para llegar a una solución. Por lo pronto Alcalde y López Beltrán tendrán que ejercer su supuesta autoridad para que no se salga de control el conflicto.
Entre tanto, Monreal recicla los métodos y justificación que usó contra el entonces senador Martí Batres cuando este último intentó rebelarse contra el zacatecano en la Mesa Directiva del Senado, lo cual concluyó en la elección de la tabasqueña Mónica Fernández Balboa por paridad de género y el entonces presidente López Obrador lanzando con furia la frase: «El que no tiene principios, el que no tiene ideales, el que es un ambicioso vulgar, se debe de ir al carajo». Sin que sepamos todavía a quién de los dos la dedicó (quizá a los dos).
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