Ciudad de México /
Un estrechón de manos fue la bienvenida que Jay de la Cueva daba a cada periodista que se acercaba a él para poder entrevistarlo y recabar esas sensaciones que le han traído días de ensueño en los que una nominación al Latin Grammy engalana su primer disco como solista.
El marco de la entrevista con MILENIO es el Teatro Esperanza Iris, mejor conocido como el Teatro de la Ciudad, en el mero Centro Histórico de la Ciudad de México. Es nuestro turno, las cámaras se acomodan y comienza la charla que cambia de dirección con cada respuesta: nostálgica, emocionante y soñadora.
Una incomodidad que lleva al Grammy Latino
Jay de la Cueva ha sido músico prácticamente toda su vida. Desde pequeño, ofertas estaban sobre la mesa para realizar un disco en solitario, pero no. Jay se esperó más de 30 años para aventurarse en una misión tan complicada, y en palabras de él, incómoda.
«Es un momento bien bonito. Después de abandonar algo bien cimentado como son las bandas, renunciar es difícil y pensar que los cimientos de este primer álbum sea estar haciendo la gira de Desayuno Americano con esta nominación al Latin Grammy es algo muy lindo. Estamos sembrando algo en amor al paso que va naturalmente. Me sentía incómodo. Uno tiene ciertas ideas, te imaginas haciendo un primer album en momentos de mucho goce, de risa y en un plan ideal, me hubiera gustado que fuera así, pero fue incomodo. Todo el equipo que tengo fue muy empático conmigo», dijo Jay.
Para muchas personas y fans del ex Moderatto se puede pensar que este disco llega algo tarde en la carrera de Jay, pero ¿qué tanto es tarde? Lo cierto es que Jay creció viendo a su padre en bandas de rocanrol y algo sintió en ellas que no lo dejaban del todo separarse de sus propias bandas.
«Para mucha gente sí y eso me hacía dudar, pero había algo en mí que mi papá estaba en una banda y el cantante se fue, sentía que era como traición y esta es mi historia. Me tardé muchos años en hacer un disco solista, pero es el tiempo indicado, los tiempos no fallan«, continuó.
¿A qué huele Coyoacán?
Sí, Jay estuvo rodeado de música desde pequeñito. Al sur de la Ciudad de México, de la caótica, ruidosa, insegura, movida, surreal Ciudad de México, se encuentra Coyoacán. Ahí, Jay nació y creció; jugaba futbol e iba a la escuela. La música fuera de su casa sonaba a libertad y a un México apartado de todos estos adjetivos que acabo de escribir.
«Sonaba a vivo, sonaba a libre. Yo, en bicicleta en un país en donde no experimentábamos la inseguridad que hoy día hay, de niño podías salir a jugar futbol en la cuadra, con la pandilla, muy cerca del barrio de San Lucas. Fui a una escuela en la equina de mi casa que se llama Patricio Sanz, ahí hice mi primaria. Una escuela sencilla, modesta; vengo de ds padres increíbles, siempre a favor de la música y de lo que yo quisiera hacer», recordó tras una no tan breve pausa en la que pasó por su mente todos esos momentos.
Al servicio de la música
Esta nueva faceta de Jay de la Cueva es regresar a sentirse como nuevo dentro de la industria. Hoy, la frase «primera vez» resuena en todo lo que hace, como esa presentación que tendrá en el Teatro de la Ciudad el próximo viernes 25 de octubre.
«Estoy experimentando un momento personalmente fuerte y tiene que ver con las primeras veces. Tratar de no tener tanta expectativa. Hay cosas que extraño de la dinámica que ya tenía con los grupos y ahora son primeras veces de muchas cosas. Cambié la palabra miedo por curiosidad».
Pero Jay si algo ha hecho es dar su vida por la música. Y así como hemos escuchado la frase «al servicio de la patria», él se considera ser un músico «al servicio de la canción».
«Me considero que soy un músico al servicio de la canción. Me gusta mucho pensar eso, es algo que está en mis códigos, pero con las bandas hemos estado al servicio de la música. Me interesa mucho seguir aprendiendo para poder contribuir», finalizó.
DAG
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