Las relaciones entre Irán e Israel se han caracterizado por la hostilidad y la desconfianza durante más de cuatro décadas. Esta enemistad no es un fenómeno reciente, sino que tiene raíces profundas en una serie de factores complejos. Las diferencias ideológicas, religiosas y geopolíticas han ido intensificándose a lo largo de los años, lo que ha transformado a estos dos países en adversarios acérrimos en la región.
El conflicto entre Irán e Israel se manifiesta en lo que muchos analistas denominan una «guerra en las sombras«. Este enfrentamiento no se limita a combates directos, sino que abarca una serie de operaciones encubiertas, ataques aéreos y sabotajes, que reflejan la profunda desconfianza y rivalidad entre ambas naciones. Esta dinámica ha contribuido a un clima de tensión constante en Medio Oriente, donde los intereses de ambos países a menudo chocan de manera dramática.
Dicha enemistad aumentó en 2024 luego de la masacre israelí cometida en la Franja de Gaza, donde el número de muertos ya ha superado los 43 mil asesinatos y miles de heridos. Además, la crisis aumentó con los ataques en Líbano y la destrucción del consulado iraní en Siria a manos del Ejército de Israel.
Origen de la rivalidad: la revolución islámica de 1979
Antes de 1979, estos dos países mantenían relaciones diplomáticas e incluso cierta cooperación. Sin embargo, con la llegada de la Revolución Islámica y el ascenso al poder del ayatolá Jomeini, Irán adoptó una política antisionista y rompió vínculos con Israel.
Desde entonces, el gobierno iraní ha mantenido una postura de rechazo a la existencia del Estado de Israel, considerándolo una «entidad ilegítima» y un enemigo del Islam. Este cambio radical en la política de Irán sentó las bases de una confrontación que hasta hoy se mantiene en constante escalada.
La República Islámica de Irán es una nación chiita que percibe a Israel como una extensión de la influencia occidental en el mundo musulmán y, a su vez, una amenaza a los valores islámicos de la región. Desde la perspectiva iraní, la existencia de un estado judío en Medio Oriente representa una afrenta tanto ideológica como religiosa, lo que refuerza su política de oposición a Israel.
Programa nuclear de Irán, el factor desencadenante para Israel
Israel considera que el programa nuclear iraní representa una amenaza existencial. Temen que, de alcanzar la capacidad para producir armas nucleares, Irán podría alterar el equilibrio de poder en la región e incrementar el riesgo de un conflicto directo.
Como respuesta, Tel Aviv ha llevado a cabo diversas operaciones encubiertas, entre ellas ataques cibernéticos y sabotajes, con el objetivo de ralentizar el progreso nuclear de Irán.
Apoyo de Irán a grupos hostiles a Israel
Otro factor clave en la enemistad entre Irán e Israel es el apoyo iraní a grupos hostiles como Hezbolá en Líbano y Hamas en Gaza, organizaciones militantes que han protagonizado enfrentamientos con Israel. Para Israel, este respaldo es una amenaza directa, ya que Irán utiliza a estos grupos para debilitar a Tel Aviv desde sus propias fronteras.
La rivalidad entre Irán e Israel se agrava con la competencia por el liderazgo regional. Irán ha establecido alianzas con países y facciones que se oponen a Israel, mientras que Israel ha fortalecido sus lazos con naciones árabes que también ven a Irán como una amenaza, como Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos. Esta competencia por influencia alimenta aún más la animosidad entre ambas potencias y profundiza la división en Medio Oriente.
Doctrina de Defensa preventiva de Israel
La estrategia de defensa de Israel también es un factor crucial en la tensión con Irán. Israel ha adoptado una postura de defensa preventiva, que implica anticiparse a las amenazas mediante ataques selectivos contra objetivos iraníes en Siria y otros puntos estratégicos.
Estas acciones, aunque indirectas, han elevado el nivel de hostilidad, alimentando el clima de desconfianza y reforzando el antagonismo entre ambos países.
Un conflicto sin solución clara a la vista
Las tensiones entre ambos siguen marcando el panorama geopolítico de la región. Mientras Irán continúa desarrollando sus capacidades militares y nucleares, Israel mantiene su estrategia de contención preventiva. Aunque no ha habido un conflicto directo, la constante rivalidad y las acciones indirectas de ambos países hacen que el riesgo de escalada permanezca siempre presente.
La situación entre Irán e Israel es compleja y parece estar lejos de una solución pacífica y más con los recientes ataques y respuestas entre uno y otro. La confrontación ideológica, el programa nuclear y el apoyo a facciones opuestas en la región son algunos de los elementos que profundizan esta enemistad histórica, que sigue siendo un foco de inestabilidad en Medio Oriente.
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